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La Comunidad de la Espora

Escrito por Javier Arguia - marzo 27, 2013 - Reflexiones

En el año trece del siglo veintiuno de la era de Crowley… llegaron, desde remotos puntos de la Tierra Media diez seres dispares en su aspecto y condición. Diríase que difícilmente hubiéralos unido el azar …aunque, ¿qué es el azar?.

Diez más el aglutinador, diez más uno= 11. La magia comenzaba.

Todos fueron convocados por el rey de los Supermercados….”el Lidl”, ¿o era líder? ¿o leader? ¿Qué más da?, si solo depende del piso de la Torre de Babel en el que te encuentres…

Fue el dispositivo de consciencia 11RE11 quien preparó y capitaneó el místico encuentro.

Reiterados fueron los avisos de que la reunión, además de estelar y clarificadora…podía ser dura. Los pronósticos del clima de “Invernalia” así lo indicaban.

Uno de los seres, con acento extranjero y habitante de esa tierra inhóspita en ocasiones pero cálida en otras y, de cualquier forma, de parajes incomparables, acogió al extraño grupo en su morada. Los participantes gozaron de la más cálida de las hospitalidades. Supo transformar una reducida estancia, en un acogedor refugio para almas inquietas.

La espera se hizo agradable, los que formaban el rebaño: lobos, corderos, lobos disfrazados de corderos, corderos disfrazados de lobos, deseando desprenderse de sus máscaras e inseguridades, devoraban el tiempo saciando su sed con el elixir oscuro aderezado con un toque de dulce cítrico y…a pesar de las advertencias de Lidl, ingiriendo tímidamente frutos de los árboles de las Tierra Bajas Jienenses, atravesados por pequeñas porciones de ser marino.

Por fin llegaron los esperados, el maestro de ceremonias y la que se fundiría con la naturaleza.

Todos portaron alimentos o bebidas desde sus hogares, para compartir con tan variopinto equipo.

Estaban todos, solo tocaba partir: las mujeres del pelo de fuego, los Vmen, la morena científica, la descendiente de tierras de oriente, el que habitó en un tiempo Invernalia y nos serviría, también, de guía; el cachorro silencioso y profundo, la que nos dio amoroso cobijo, el inseguro buscador y…. Nuestro Gandalf.

Se bendicen y reparten los frutos de las Tierras Húmedas entre los hermanos.

Estómagos vacíos pero llenos de expectativas y con hambre de conocimiento.

Adelante!! , La de acento extranjero, abriendo camino… su fiel compañero, de cerca y el resto, tras ellos.

11 árboles, 11 pendientes, 11 arbustos y 11 piedras…11 minutos hasta el emplazamiento adecuado. Consenso en la elección. Ese era el lugar.

Empieza el ritual, se da buena cuenta, al unísono, de los pedazos de Dios. Se extienden las alforjas, aislantes, mantas…abrigo.

El grupo se reúne, cada uno, a modo de extraña constelación, encuentra su lugar.

Naturaleza, colores, olores, cielo, tierra, madre, amistad, cometarios, risas….más risas.

De repente, el tiempo desaparece. Un minuto, un año, un siglo, un instante, una eternidad.

Cada uno sumido en sus pensamientos, compartiendo o no, pero todos…en la búsqueda.

Silencio de ángel, silencio de espora….silencio.

Miedo, abismo, claridad, c o s m o s…, sensibilidad.

Miedo, lejanía, grupo, solidaridad…soledad.

Y risas celestiales que los devuelven, de reconfortante manera…a la tierra.

Cielo partido, cielo grande, tierra c o s m o s.

Algunos se separan, se alejan, reflexionan, aspiran vida y vuelven a la ubicación elegida.

Lidl habla, pelo de fuego contesta. Se erige en reina de Invernalia. Hace patente la baja temperatura, más interna que externa. ¡¡Vamos a Mordor!! Con el calor de los Orkos…

Más risas…

La otra pelo de fuego revienta en llanto de risa. Se agradece.

Pirámides perfectas, colores, luces, Ojos de Horus, colores, luces, catedrales en el aire, colores, luces, ciudades de caramelo… arco Iris… Rainbow.  Aviones que se empeñan en reiterar su vuelo, preconsciente y consciente, sobre nuestras cabezas.

El bosque cambia su vestido de miles de verdes tonalidades a blancas…negras. El bosque enseña sus canas…de nuevo.

Dos regresan, volverán a por ellos. Los ánimos se calman y se reúnen las consciencias. Amantes se acercan.

Los encogidos se desperezan y, con una disciplina y solidaridad casi militar, se recoge el campamento. Cae el manto de oscuridad…lentamente. La temperatura los respeta y el hambre se convierte en más acuciante. Hambre de comer, hambre de comprender.

Los que tenían que regresar todavía no aparecen, pero el grupo se pone en marcha, a tientas, hacia la morada. 11+11 minutos de regreso.

Por fin en el refugio de nuevo, hambre y comida sin esperar. Silencio y alimento reconstituyente. Casi sin control.

Largo silencio y… de repente, se comparten experiencias, se entrelazan comentarios, se cruzan recuerdos de momentos vividos. Momentos memorables y que acaban de construir un extraño vínculo entre estos 11 seres dispares que, de alguna manera y a partir de ese momento compartirán siempre una pequeña porción de alma de Elfo que aspiraron en aquel paraje ya…inolvidable.

2 comments on “La Comunidad de la Espora”

  1. Clara dice:
    marzo 27, 2013 a las 9:34 pm

    Javier … Te lo dije hace algun tiempo… Escribe!!!!
    Todo llega, tu lo sabes muy bien
    Adelante con tus escritos.
    Un abrazo caminante de una vida q a todos cuesta comprender y a pocos apreciar

    • Javier Arguia dice:
      abril 23, 2013 a las 8:33 am

      Gracias Clara por tus ánimos. En ello estamos. besos.

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