Ya oigo sus inconfundibles pasos, es ella.
Se acerca, suenan las pequeñas bisagras. Está abriendo la puerta del armarito.
Ya llega, casi noto el calor de su mano, saldré al fin de las tinieblas en las que me quedo sumido, día a día, cuando ella se va.
Ya abre, dos vueltas y ¡zas!, la luz inunda mi espacio.
Sí… Otro día más, mis minutos de felicidad.
Introduce sus dedos en mí…tres de ellos.
Me acerca a su pequeño pie y se ayuda con la otra mano.
Me deslizo entre los dedos, por su empeine, su talón, su planta
Me extiende, hacia arriba por los gemelos, la rodilla… el muslo.
Casi desaparezco y….
Otra vez sus dedos en mis entrañas…
Repite la operación con la otra pierna hasta el muslo. Justo en el centro, mi lunar favorito.
Me extiende entre sus dos manos y, con una armonía y ritmo sinfónicos, me desliza por sus ingles, rodeando su sexo.
Acercándome a él hasta poder rozar el poco vello que deja de muestra. Cerca, muy cerca……
Siempre me pregunté…¿para quién lo reservará?. ¿Algún día seré yo?.
Cruza una y otra vez las manos por su abdomen. Se diría que para borrar alguna estría.
Se acaricia, se mima. La acaricio, la mimo.
Sin que se dé cuenta, me introduzco furtivo y jugueteo, tímidamente, en su ombligo. A ella no le gusta tanto como a mí.
Desliza las manos por la cintura y su espalda. Necesito más…
De nuevo se aprovecha de mi esencia…me derrito. Conozco lo que viene ahora.
Levanta la pierna apoyando el pie. Baja su mano hasta el glúteo. Movimientos circulares.
Me acerco otra vez a su tesoro y mucho más a su otro escondite.
Cambia de pierna, más sudores…
Después y al unísono, sus manos suben por las costillas.
Toma un poco más de mí, sin permiso.
Rodea la zona donde descansan sus pechos y luego por su parte superior. Jugueteando alrededor de los pezones y pasando suavemente sobre ellos.
De pronto se detiene, clava sus ojos de miel en el espejo. Casi leo sus pensamientos. Son solo unos instantes… y continúa el ritual.
Viajamos por sus axilas, los hombros y los brazos. Su cuello. ¡Qué bien huele!. A ella.
Rápida y tímidamente pasamos por su rostro (seguro que se lo reserva para alguien con más “clase” que yo)
y…
Se acabó. Acerca la tapa. Calma, oscuridad, dos vueltas y a mi lugar…
Hasta mañana cielo.
¡Quien fuera crema! …quién fuera, su crema favorita.