Poco se imaginaba Clara, aquella mañana, que lo que hacía ya dos años que había sucedido y que la mantenía, todavía, preocupada por la certeza de no haber cumplido con su “deber”, dejaría de quitarle el sueño como tantas veces a lo largo de todos esos meses.
Se acabó. Lo suyo con Manuel, aunque todavía parecía increíble para ella, había terminado. Un día que a Manuel, se le escaparon algo más que palabras. Un día que Manuel, además de sus cervezas habituales y más cubatas que los de costumbre, se repartió “polvo blanco” sin límite entre todos los amigos. Siempre había algo que celebrar o que ocultar u olvidar tras sus salidas nocturnas con amigos.
Ese día, o mejor, esa madrugada, sobre las 4 de la mañana, Manuel llamó a casa de Clara. Ella, con tal de evitar cualquier escándalo, se apresuró a abrir…y a acompañar a Manuel.
-¿Vamos?-Dijo Manuel, en evidente estado de embriaguez y excitación.
-Pero, ¿dónde vamos a ir ahora? .
El semblante de Manuel cambió de inmediato. -Así que…hemos firmado tres instalaciones hoy…y a mi novia no le apetece ir a celebrarlo. ¡¡Pues qué bien!!. ¡¡Me parece de puta madre!!-
-Shhhhtt, por favor, no levantes la voz. Mi familia y los vecinos están durmiendo-.
Ante una “reprimenda” de ese tipo Manuel quedó…como inerte. Parecía fulminado.
-No es eso, Manuel. Es que a estas horas….¿por qué no lo dejamos para mañana y me recoges antes?-.
Los ojos de Manuel parecían haber cobrado una vida especial, furia. Mirada, desgraciadamente conocida por Clara. Apretó los dientes y, sin mediar palabra lanzó su mano abierta hacia el rostro de Clara derribándola de inmediato. Una vez en el suelo, la agarró por el pelo y, mirándola a los ojos le dijo: -pero…qué coño estás diciendo?. Tú,.. vienes,.. ¡¡ ahora!!.
Clara logró zafarse de la mano de Manuel y, llorando más de humillación y dolor de alma que de dolor físico, regresó corriendo hacia el portal y gritando…-¡¡ vete a la mierda Manuel !!. ¡¡ Nunca más….nunca más !!.
Tras ese día…se sucedieron miles de disculpas, llamadas, perdones y súplicas… que Clara, por fin, desoyó, venciendo todos los miedos del universo. Nunca más volvería a soportar algo así… ni algo que se acercara a aquella relación tan remotamente separada del respeto y del amor.
Unos días más tarde, cuando todo parecía que iba normalizándose y su rostro y su alma volvían a su estado natural, Clara salió, de forma decidida, hacia la comisaría más cercana.
Con paso seguro y alegre y, después de un corto trayecto en autobús, se dirigió al policía que había sentado en la entrada redactando unos informes.
-Vengo a hacer una declaración de algo que vi, hace mucho tiempo y creo que quizás es importante que Vds lo sepan-.
-¿Hace mucho tiempo?, inquirió el agente.
-Sí, unos dos años…-
-¿¡¡Cómo ¡!?-
-Sí…no pude… no me dejaron…explicarlo-.
Resbalaba una lágrima por su mejilla cuando Tolosa salía de su despacho.
-Juan, ¿Qué sucede?
-Esta chica acaba de llegar y quería hacer una declaración sobre algo que vio hace dos años-.
Clara miró a Tolosa limpiándose la lágrima con la mano e intentando disimular lo evidente. Sus miradas se encontraron y una sensación como de haberse conocido antes, flotó en el ambiente. –Soy el sargento Tolosa, ¿Cómo te llamas?
-Clara-.
-Pasa a mi despacho, por favor-.
Clara empezó a relatarle a Tolosa lo acontecido aquella noche, hacía dos años, cerca de la “Torre Roja”. Le contó también porqué había tardado tanto en acudir a la policía y…sin saber porqué, se atrevió a explicarle lo que hacía unos días le había sucedido. Se sentía cómoda en aquel despacho. Tolosa, de inmediato, comentó: -Pero, ¿por qué no has denunciado?-
-No sirve de nada. No importa. Ya está. Tomé mis decisiones.-
-Eso no es suficiente, no debes dejarlo así. Nadie merece esto-.
-Déjelo, solo quiero que pase el tiempo y espero que lo que le he contado sirva para algo-.
-Desde luego, servirá y seguro que nos ayuda. Pero… espera, toma mi tarjeta por si pudiera hacerte falta-. Le estrechó la mano….unas décimas de segundo. Tiempo suficiente para percibir lo que sucede algunas veces en las que parece que hayas vivido ese momento con anterioridad.
Clara se fue…
Tolosa se sentó de nuevo en su mesa… pensativo, preocupado.
Tras unos días intentando encajar todo lo que Clara le había contado, empezó a atar cabos de aquellos datos con una reciente información que había recibido. Un extraño hallazgo que le comunicaron los responsables de una excavación en Caldes de Montbui. En el Poblado Ibérico.
Gálvez irrumpió en su despacho con la urgencia e impaciencia que le caracterizaba: -Han llamado los de la científica, si te parece voy a recoger un sobre de extraños restos que encontraron unos arqueólogos en unas ruinas cercanas…-
(… continuarà)
Bueno xavi esto ya me gusta mas me he quedado con ganas de continuar leyendo….te engancha..haber si continuas pronto¿vale?..un peto …
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