Poco se imaginaba Gálvez que, al regresar a la oficina, Tolosa decidiría…tan deprisa!! Compartir la información del caso, que todavía no tenía ni nombre y, mucho menos que lo haría partícipe de la investigación hasta sus últimas consecuencias. Una especie de ilusión y ansiedad se mezclaban en la mirada ávida de Tomás.
Cuando entraron en la comisaría, de regreso de Barcelona, Tolosa miró a Gálvez y aún sabiendo el interés e impaciencia de Tomás por compartir un caso, algún día, al 100% con él le comentó:
-Bueno Tomás, ¿Vamos a comer algo, reposamos un rato, te pones con los informes pendientes y…luego si da tiempo, … si eso…ya te digo?-
-¿Cómo? , ¡no me jodas!- Exclamó Tomás.
-Ja ja ja ja. Si es que, ¡cómo te conozco! Déjame que coja una carpeta, nos acercamos al centro comercial a comer unos perritos de esos que sabes que me encantan y te voy explicando-.
Era ya tarde para comer pero nunca tenían una hora fija establecida para ello. Cuando les entraba hambre o cuando lograban acabar algo en lo que andaban concentrados, por no dejarlo a medias y perder el hilo. No importaba, los “hot-dogs” o las hamburguesas de cualquier cadena de comida rápida siempre les esperaban. Además, hacía una agradable tarde de un templado Octubre e ideal – Pensó Tolosa- para implicar a Gálvez en un caso de principio a fin que prometía ser complejo e interesante. Se lo merecía.
Tomás ordenó los papeles de su mesa, sin demasiado rigor y volvió al encuentro de Tolosa.
-Anda tira.
Ya en el vehículo, Tomás casi no acertaba a engranar las marchas.
– ¡joder! Pues sí que tienes ganas, sí. Ja ja ja-.
-Eso, ríete…que me tienes en ascuas-.
En el camino Ernesto empezó a comentarle algo que aumentaba el interés y la atención de Tomás por instantes.
– Mira, he pensado que ya es momento de que me acompañes en un caso como este y que lo llevemos de manera conjunta…hasta que lo resolvamos. Bueno, eso creo.
-Dime, estoy preparado….eso creo, (respondió Gálvez esbozando una sonrisa al sintonizar con las bromas de Tolosa.)
-Este caso tiene toda la pinta de estar directamente relacionado con los del “atraco con Pit-Bull”. ¿Recuerdas que hace unos años se dieron varios casos de un delincuente que, sin ningún arma aparente atracó una joyería en Barcelona, otra en Tarragona y una última muy cerca de aquí?. Tú estabas en la academia todavía pero quizás oíste algo al respecto.
– Sí, algo oí. En especial dos de ellos. El de Tarragona en el que hubo una víctima mortal y el último, en Palau de Plegamans. Creo recordar que en este la hija del joyero que estaba atendiendo en ese momento resultó gravemente herida con la práctica amputación de un brazo por el ataque de un Pit-Bull entrenado.
– Exacto. Y…¿No recuerdas lo que se comentaba de que el padre de la dependienta y dueño de la joyería persiguió al atracador con una carabina del 22 y realizó dos disparos? Fue muy polémico ya que disparó en plena calle con gente transitando. Se sabe que hirió al perro, por los restos de sangre que se encontraron y analizaron. Pero parece ser que el propietario del perro, el verdadero culpable, salió ileso y huyó en una furgoneta aparcada cerca del lugar. Hacía curiosamente algo más de dos años que no se había vuelto a saber nada de él. Ninguna pista, ningún nuevo asalto….hasta hace unos días.-
-¿Cómo?, ¿Los restos encontrados en el poblado?-
-Sí, pero no solo eso. Unos días antes de que recogieras las pruebas del poblado, una chica vino a declarar a la comisaría. No llegaste a verla porque habías salido con la judicial a localizar el domicilio de un sospechoso y…no te comenté nada porque quería ir atando cabos. Pero tranqui…ya tenía previsto que me acompañaras en este caso, de inicio a fin.
– Bueno… ¿pero, qué te comentó?…si es que… me dejas a medias. Si estuviéramos retozando pensaría que eres eyaculador precoz.
-jajajaj ¡me meo!…!mira que eres bestia¡ . Cuando volvamos a la comisaría te paso el informe para que le eches un vistazo. De todas formas lo que vino a comentarme, además de su situación personal que me preocupó, es que hace unos dos años, estando una noche con su novio cerca de la Torre Roja, oyeron acercarse un vehículo. El vehículo se detuvo y al rato un hombre que cargaba una especie de saco grande, lo enterró exactamente donde se han localizado los restos del animal. Justo el tiempo que hace que no hay noticias del atracador…
-Y… ¿no vió nada más?, ¿no te pudo concretar nada más?. ¿Vehículo?.
-Por lo que ella recuerda, con el miedo que tenía esa noche, parece ser que podía tratarse de una motocicleta o un quad por el ruido que hacía. Me dijo que el hombre era de complexión fuerte y parecía tener el pelo largo y barba pero, te aseguro que en una rueda de reconocimiento no sabría distinguirlo. Así que tenemos: Probablemente un quad, ya que en caso de ser una motocicleta hubiese llamado demasiado la atención el bulto. Un tío fuerte con pelo largo y barba…al menos, hace dos años.
-¡Hostias! Pero…¡tenemos los datos del chip! ¡Vamos a por ese cabrón!.
-Desde luego, pero este tío no creo que fuese tan idiota como para enterrar a su perro con un chip en el que indique cómo se llama y donde vive… de todas formas, iremos a la dirección que nos pasó Miriam. A ver qué nos cuentan. Es raro que no coincida con ninguna denuncia puesta por pérdida o robo…-
(…Continuará)