Bajó del 4×4.
Su estomagó se estremeció. Siempre había deseado estar ahí.
Colocó un pie en el suelo, como aquél primer humano que dejó su huella sobre la luna.
Avanzó dejando atrás el numeroso grupo.
Finalmente se detuvo. Giro su mirada 365 grados. Sólo dunas.
Extendió sus brazos y sus manos con las palmas abiertas y el viento, cómplice por unos instantes, entrelazó los dedos con los suyos, enroscándose… se diría que hasta podía notar la presión. Ella, estaba ahí.
Sentado en medio de la nada, la mirada perdida en la lejanía, abrumado por la inmensidad de la fusión espacio-tiempo, lloró.
Tan importante es este grano de arena, como uno mismo.
Tan insignificante es uno mismo como este grano de arena.
Todo y nada.
Todos somos uno.
Profundamente bello!
Muchas gracias Jenny, enorme halago viniendo de tí. Espero continuar y aprender…más y mejor.
Muy bonito …..lo que yo digo …tenemos un escritor …bueno en la familia…..petons!!!!!
Pues vamos a ver!! en ello estamos mama. Besitos
Javier muy bonito
Cada palabra q escribes te define
Sensible, atento, tenaz y siempre aprendiz de sabio
Un abrazo
Muchas gracias Clara….como sabes, tienes mucho que ver…así que ya puedo aprender y llegar a escribir bien y…bello.