Yo…no quería caminar detrás de ti.
Tampoco quería que tú lo hicieras.
Tan solo, como el peregrino, quería caminar a tu lado.
Que tú caminases a mi lado, con la infinita libertad que da la confianza absoluta que funde dos almas en una.
Caminar a tu lado y que, juntos, desbordados de amor y complicidad, apartásemos las piedras que, sin duda, encontraríamos.
Caminar de la mano y que, habiendo decidido el mismo camino, un camino con objetivos de vida aunque con distintas inquietudes, compartiésemos dichas y desdichas, dirigidos por la comprensión y la aceptación de defectos y virtudes.
No era el momento.
Ahora, muero por dentro. Muero hasta que se desgasten mis fluidos. Hasta que se derrame la última lágrima de sangre.
Muero hasta que, del polvo, renazca de nuevo con los únicos recuerdos del brillo de tus ojos, tu sonrisa eterna, tus saltos al caminar… tu mano en mi pecho.
Muero hasta que comprenda el sentido de mi elección.
Sabía que no saltarías. Tú…también lo sabías. Pero me acompañaste, como nadie podría haber conseguido, revoloteando y cubriéndome con polvo de hada hasta el confín… y más allá.
Amor, amor, amor…qué bello es! , qué bello debe ser! y… qué bello será!.
Adiós amor. Gracias amor.
Hasta pronto Amor… Amor Pleno.
Impresionante!! Te felicito!!
Muchas gracias Amaia. A veces, el dolor es fuente de inspiración. Espero que continúe lo segundo, sin lo primero. Y sobre todo…espero escribir más y más a menudo.