Únicamente el sonido de mis botas, en el silencio. Avanzando y jugando con la hojarasca.
Mis ojos, impregnándose de la belleza del frondoso bosque, sombrío, de oscuros matices, atravesados por aleatorias flechas de sol que se cuelan entre las copas abrazadas en lo alto.
Miran, pero no ven.
Mis pensamientos en un ciclo infernal de consciencia, ser, amor y soledad.
Únicamente el sonido de mis botas, en el silencio,
en el silencio del hayedo.