Escribí mi pequeño cuento-libro-aventura, a la edad de 10 años. Trasladé ahí toda la desbordante imaginación de un niño que disfrutaba inventando historias con sus “Geyperman”, ayudado y animado por mi tío.
Tras alguna pequeña incursión más en la narrativa, no fue hasta hace dos años, a los 44, cuando empecé a intentar transformar mis vivencias o sentimientos en palabras. Justo antes de dar un giro absoluto a mi existencia, traumático pero necesario, lleno de luces y sombras, pero aleccionador de cualquier forma. Un cambio que, quizás, me colocó en el camino hacía mis sueños. Un camino que no pienso abandonar.
Espero ser capaz de plasmar, en este blog, relatos que ayuden a avanzar, a mí mismo y a quien pueda sentirse identificado con ellos, en un momento o situación determinada. Y espero, sobre todo, aprender a sentirme bien y así, hacer sentirse bien a los que me rodean.