Se sentó en el bordillo del paseo marítimo. Ella empezaba a asomarse. La miró y se le escapó un breve suspiro. Miró al horizonte, donde el mar, en ciertas horas del día, se funde con el cielo, ayudados ambos, por una franja de bruma que los difumina.
Respiró hondo, aquél sutil perfume marino que bien conocía pero que hoy, hería distinto.
Tan pronto como entraba por sus fosas nasales y se introducía en su cuerpo, se transformaba en una tela de araña que envolvía y presionaba su estómago….¿ Otra vez?. Era una tela de indescriptible e inexplicable tristeza.
Como él mismo leyó ese día en un comentario de las redes sociales: ¿estaba triste? No, solo falto de alegría, lo que quizás, aunque sonaba mejor, tenía peor sabor.
No sabía por qué, solo sabía que lo sentía. ¿O…sí?.
Pero como siempre, estaba decidido a terminar con ese sutil velo que lo atenazaba, bien porque conseguiría disolverlo y transformarlo en lágrimas de mar, o bien porque sabía que hasta era capaz, de nuevo, desgarrando sus entrañas con las propias manos, de llegar hasta la tela y despegarla liberando las paredes de su estómago. Solución traumática y…ya ni siquiera sabía, si eficaz.
-Joder luna!!-
– Cielo, solo tienes que aprender. Vivir, en el fondo es simple y fácil…igual que la felicidad. Pero aprender a vivir o a entender la felicidad es en ocasiones, y dependiendo de los patrones adquiridos en nuestro pasado… complicado.
-Lo conseguirás amor, lo sé.-
-Gracias luna, pronto estaré mejor.-
Cuanta razón… aprender a vivir…
Te sigo leyendo…
Un besazo
Muchas gracias….momentos de reflexión…y avance.
Besos.
Quanta tristesa…i quanta sabiduria…. quan no sabem gestionar bé les relacions¡¡¡¡
un acte d’amor… encara que faci mal….deixar anar…..amb la facilitat que escrius…. i com costa la realitat oi?
et seguiré llegint….
Moltes gracies Araceli, molt dur tot plegat…pero si es com ha de ser, per sentir-te be amb la teva vida i perque, al final, també les persones que estimes s’acabin sentint be, aixís ha de ser.